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Julio César Zepeda

El Salvador, Centro América

 

 

            Un día de 1977 los médicos me desahuciaron, padecía de los riñones, al oír esto me angustié mucho porque tenía hijos pequeños pero creía en Dios como me lo enseñaron. En ese día me encerré en mi habitación a pedirle a Dios perdón y misericordia. De rodillas orando le pedía que me dejara en la tierra si El quería para poderle servir. Esa misma noche salí soñando que vi bajar del cielo a Jesucristo en una bola con estrellas y luces. Al centro venía Jesucristo vestido de túnica blanca, pelo largo y barba. Era como lo pintan y lo conocía. Traspasó el cielo de mi casa y cayó al frente de mi cama y me puso sus manos sobre mi pecho diciendo: "te reprendo esa enfermedad, Amós es mi nombre y sígueme", luego de eso desapareció. Le conté a mi familia este acontecimiento.

 

            Al pasar un año  ya estaba sano. Sin saber lo que Jesucristo quería decir que su nombre era Amós. No sabía que existía iglesia y que existía El en su persona. Al encontrarme con un amigo me dio el mensaje que pertenecía a la iglesia Pueblo de Amós y me extendió una invitación,  esperando que no la rechazara. En ese momento recordé las palabras de Jesucristo cuando me dijo: mi nombre es Amós.

Le pedí la dirección al amigo de la iglesia para asistir y me dijo que Amós estaba por llegar al país en esos días. Le pregunte si él estaba vivo y él contestó que sí. En ese momento entró en mí un deseo de conocer dónde estaba esa iglesia.

 

            Cuando Amós llego al país ya tenía varios días de estar asistiendo. Cuando terminó su predicación,  hizo el llamado a todo aquel que se quisiera unir a la obra. En ese momento corrí y le conté lo que me había pasado y me dijo: "yo soy el mismo". El me oró y me dijo que me mostraría muchas cosas para que lo conociera. Todo esto lo he visto cumplido en mi vida.

 

            Ya estando un año en la iglesia le pedía a Amosito, que así cómo se me había presentado en el cuerpo de Jesús, para sanarme en la ocasión anterior,  así lo quería ver esta vez para sanar mi garganta. En una predicación, en Guatemala al aire libre, vi que se le introdujo una paloma blanca en su cuerpo. He visto  así como Jesús llegó a mí bajando del cielo de la misma forma he visto  Amós bajando de la misma manera en revelación a sanarme de una lesión que tenía en la garganta. Sólo me metió los dedos en la boca  y me dijo: "te reprendo la lesión en la garganta". Y así sucedió, quede sano hasta este día.

                                   

                                                                       

            En los años 80, que hubo una guerra civil en El Salvador, llegaron unos hombres armados y enmascarados a mi casa y me exigieron que les abriera la puerta. Ellos llevaban armamento para volar la casa si no les abría. Al abrir la puerta empezaron a buscar que cosas pero no hallaron nada de lo que buscaban. Estaba con mis hijos y escogieron a una de mis hijas la amarraron y la vendaron de los ojos y se la llevaron. En esos días Amosito estaba en el país. Acudí a él a pedir auxilio. Me preguntó qué es lo que pasaba y le conté la situación y le dije que  que solo él me podía ayudar; él me contestó que no me preocupara que me la devolverían ese mismo día. A las cinco de la tarde se cumplieron esas palabras, llegaron los mismos hombres y me entregaron a mi hija sana y salva.

 

 

            En el año 2006 me apareció una enfermedad donde me diagnosticaron una obstrucción en el páncreas y un tumor canceroso en el hígado.  Le comuniqué a Amosito y me preguntó qué me habían dicho los médicos. Le dije que me iban a operar. El me dijo que ordenaba esa operación y que estaría conmigo en ese momento. En una noche salí soñando que Amosito llegó a pasar sus manos sobre la operación, dándome a demostrar que él estaba conmigo en ese momento difícil. Luego de la cirugía me recuperé, el cáncer había desaparecido. Los médicos quedaron asombrados por la desaparición del cáncer. Pero yo reconozco que fue Amosito quien reprendió el cáncer en mí.

 

            Luego de la operación me angustié cuando llegaron las facturas del hospital las cuales eran de 150,000 dólares. Como no he trabajado en los E.U. no tenía seguro médico ni como pagar  hospitales ni servicios médicos. Le pedí en oración a Amosito que me ayudara porque no tenía con qué pagar. En esa noche salí soñando con el presidente Bush que me ponía un manto rojo en la espalda. Le conté a mi hija ese sueño y ella me expresó que íbamos a tener ayuda. A los días llegaron esas facturas todas canceladas y junto con eso me llegó el medicare para todos los servicios médicos y además una tarjeta para hacer compra de comidas en el supermercado para uso mensual. Y todo eso sin yo haberlo solicitado.

 

Este es mi testimonio. He conocido al pasar del tiempo en esta iglesia, que Amós es el nombre que Dios utiliza para responderle a toda alma afligida y humilde que decide comprobar por si misma lo que se encierra en este santo y bendito nombre.

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Estos son relatos de experiencias personales ocurridas a miembros de nuestra santa iglesia. La forma como llegaron a encontrarse con este Varon de Dios, Amos, y el impacto que hizo en sus vidas, son relatos que no pueden dejar de compartir.

 

Loyda Nieves

Rio Grande, Puerto Rico

 

 

Cuando nací en el 1951, ya mis padres eran parte de esta obra poderosa del Espíritu Santo de Dios.  Con ellos aprendí a ver como algo muy natural que Dios hablara a través de un ser humano.  Ellos me hicieron entender claramente que fuimos creados por Dios para ser vasos e instrumentos donde él pudiera depositar su espíritu santo por el bien de nuestras vidas y de nuestras almas.  Fueron un ejemplo de fe, temor y respeto hacia Dios. Con esa misma seriedad vimos esta obra y esa fe quedó cimentada en nosotros.  En esa obra conocí a Amós.

 

Conocí a Amós siendo muy niña. Su trato era siempre gentil y su voz dulce.  Mis padres decían que Amós era el mejor predicador de todos.  Eso lo comprobé luego en mi juventud temprana cuando ya con más capacidad oía y veía  a Amós predicar. Su mensaje era enriquecedor y llegaba a mi alma por la forma como lo trazaba, comprensible para todas las edades, con mucha sabiduría y mucha seguridad. Sus metas fueron siempre espirituales: alcanzar gracia delante de Dios, serle útil, ayudar y encaminar a otros por la senda correcta y llevar paz y esperanza al necesitado. Sé que para lograr esto trabajó arduamente por campos y pueblos llevando la palabra de vida.  Esta tarea sufrida y sacrificada sin tener a veces qué comer y sin saber donde pasar la noche.  Nunca se quejaba ni se rendía.

 

A mis veintidós años, y a medida que escuchaba la predicación y el consejo de Amós, ví en Amós la presencia del mismo Dios hablándome y le acepté como la persona que yo deseaba que dirigiera mi vida espiritual.  Creo en Amós y en esta obra santa, ya no por mis padres, sino, por convicción propia. Llevo treinta y seis años caminando en esta obra y he visto las grandes obras y maravillas hechas por Amós en mi vida y en aquellos a quien él le ha orado y le ha hablado.  Por su oración sanó a mi sobrino de varias hernias que tenía en la cabeza y no hubo que intervenirlo quirúrgicamente.  A mi padre lo sanó de una dermatitis aguda en sus pies cuando los médicos ya habían considerado amputarlos.  

 

Descubrí en Amós tantas y tantas cualidades extraordinarias, que me hicieron sentir privilegiada y bendecida de conocerle, de tenerle a mi lado siempre.  Inspira a todo aquel que le conoce.  Ha sido un varón valiente, capaz de enfrentar y vencer las más grandes adversidades;  de señalar las cosas que están mal y a la vez mostrarnos el mejor camino a seguir. Amós no se doblega ante lo que va en contra de su fe y de sus creencias.  Con grandes sufrimientos y vituperios predicaba la obra santa y limpia que había conocido con la seguridad de que Dios mismo le respaldaba. 

 

Sé que Dios nos habló a través de ese cuerpo humano y que ese Espíritu Santo continúa guiando nuestras vidas.  Esta obra es para todo aquel que esté necesitado de escuchar palabra del cielo, palabra divina, voz de Dios. Para quien quiera conocerla, es muy sencillo: pide a Dios en oración que te revele esta obra; pide en oración al Dios en quien tú crees que te revele quién es Amós y qué significa ese nombre en estos tiempos.  Amós nos pertenece a todos.    

 

Siento que es mi responsabilidad hacer saber a los demás seres humanos necesitados y a las futuras generaciones, que Dios ha caminado con nosotros, que le hemos visto cara a cara, que sigue obrando grandes obras y maravillas en medio nuestro y que recibimos el mensaje de amor más exquisito que pueda soñar recibir un ser humano.

23 de diciembre de 2008

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Roberto Morataya

Los Angeles, California

 

 

Soy un fiel testigo del Santo Profeta Amós.  Resido en Los Angeles y tengo 28 años de pertenecer a la Poderosa Obra del Espíritu Santo,  Iglesia Pueblo de Amós.

 

Por el año de 1980, mi Padre corría mucho peligro  debido a la guerra que estaba en su  apogeo en El Salvador.  Mi madre un día aceptó la invitación que le hizo una vecina para que asistiera a la Iglesia Pueblo de Amós, viendo ella la tan angustiada situación que estabamos pasando, decidió ir a ver de qué se trataba.  El llamado no cabe duda que eran un plan de DIOS, porque mis padres fueron descubriendo que AMOSITO era un ser enviado del cielo y cada día lo iban comprobando. Mi Padre un día en su angustia en una montaña se arrodilló y clamó: "JESUCRISTO, por favor yo necesito que me digas quien es AMOS, por favor, dime quien es El", en la noche tenía un sueño donde se apareció JESUCRISTO  y le dijo, yo te diré quién es AMOS en estos días, en ese mismo instante apareció el rostro de AMOS y le dijo, yo soy el mismo CRISTO,  somos uno solo y lo mismo le decía JESUCRISTO, yo soy AMOS, mi nuevo nombre es AMOS; los dos rostros comenzaron a unirse y al final quedo el rostro de AMOS y le dijo, soy el consolador prometido, CRISTO vive en mí.

 

Fue así como mis padres llegaron a esta Santa Iglesia, en ese tiempo yo tenía apenas 10 años y no entendía mucho, ni sabía de los grandes peligros que mi Padre atravesaba, ni mucho menos entendía las cosas de DIOS pero con el correr del tiempo cuando ya fui adquiriendo mi madurez como adolescente, mis conocimientos espirituales iban también madurando y mi fe en El Santo Profeta AMOS iba creciendo, al ser testigo de las grandes maravillas y prodigios que hacía en aquellas  almas humildes y de manso corazón que le aceptaban.

 

En una ocasión Amosito llegó al lugar donde yo crecí en El Salvador y frente a una multitud Amosito hizo temblar la tierra con tan sólo decir que la tierra temblaría.  En otra ocasión en ese mismo lugar reprendió la lluvia en cuestión de segundos, con tan sólo alzar sus brazos al cielo y decir: "PADRE QUIERO UNA TARDE SOLEADA PARA PODER TENER NUESTRO SANTO SERVICIO",  en ese preciso momento aquel cielo que había estado tan nublado con una lluvia que no cesaba por días, comenzó a limpiarse y fue una tarde soleada.  Para mayor comprobación que  la naturaleza le obedecía, cuando terminamos nuestro Santo Servicio, volvió y extendió sus brazos al cielo y dijo: "PADRE, DERRAMA LLUVIA PORQUE ELLA ES BENDICION TUYA", en cuestión de minutos el cielo se nubló y comenzó a llover.  Estas grandes maravillas sólo las han hecho los seres que han sido moradas de DIOS. MOISES abrió el Mar Rojo con tan sólo extender su cayado por orden de ese mismo DIOS que estaba dentro de EL.  JESUCRISTO multiplicó los panes y los peces con tan sólo imponer sus manos sobre ellos.

 

De tales maravillas que AMOS ha hecho  puedo hablar porque soy testigo de ellas. Hay miles y miles que AMOSITO ha hecho y sigue haciendo en todo aquel ser humano que tenga corazón humilde y crea que siempre en todos los tiempos DIOS ha escogido cuerpos humanos para ser su morada en la tierra y, de esa forma hablarle a su pueblo. Esto no es nuevo, si leémos la Biblia nos damos cuenta de cuantos Santos  Profetas han estado por orden divina en la tierra.  Lo más importante de todo esto no son sólo los grandes milagros hechos por el Santo Profeta AMOS, sino la transformación que ha hecho en miles de almas, porque al final lo más grande es recibir la transformación de nuestras almas a seres temerosos, a seres justos y con deseo de hacer la voluntad de nuestro creador.

 

Ahora a mis 38 años, tengo mucho de qué hablar con respecto a esta poderosa obra del Espíritu Santo, tengo mucho que compartir y decirle al mundo que ya DIOS tiene nueva imagen y nuevo nombre por el cual responde y ese es AMOS.  Somos miles de almas las que lo testificamos, todo lo que hemos recibido,  todo lo que hemos descubierto.  DIOS es una realidad, no es una fantasía; el hombre siempre se imagina que DIOS es un ser que está en el espacio sentado en una silla, pero la verdad es que DIOS siempre ha caminado entre su pueblo y en todos los tiempos se ha dejado ver de quien él quiere y cuando él quiere.

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