Querido Lector: es para
nosotros un honor poder presentar a la Iglesia Pueblo de Amós, como la Poderosa Obra del Espíritu Santo, la
cual fue fundada por el Santo Profeta Amós.
Desde
su niñez, Amós fue escogido y ordenado por Dios para ser su morada. Como en todos los tiempos, Dios ha tenido
cuerpos santos en la tierra por los cuales habla a la humanidad. Esta es la tercera dispensación,
la culminación de la trilogía del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. A Dios le
plació que el cuerpo de este santo varón fuera su habitación para esta tercera venida a la tierra.
El Santo Profeta Amós de estos tiempos, fue un cuerpo preparado para las
cosas celestiales. Desde la edad de nueve años descendió sobre él una gran luz que
lo envolvió. Era el Espíritu Santo revistiéndolo de su poder, de su Gloria y sabiduría,
de la virtud de la santidad como lo fue Jesucristo en el ayer.
Grandes
prodigios hemos visto que ha hecho el insigne varón de Dios, Amós. Sus dichos siempre se
han cumplido. Dios realiza grandes sanidades del cuerpo, pero aún más importante ha sido
la gran transformación del alma de todos aquellos que aceptamos en nuestro corazón que Dios ha regresado y materializado en
el cuerpo del Profeta.
Amigo, espera estas buenas nuevas, porque sabras
de lo que “ojo no vio, ni oreja oyo” y tal como dijere Habacuc: “Mirad en las gentes, y ved, y maravillaos
pasmosamente; porque obra será hecha en vuestros días que aún cuando se os contare, no la créereis”.
Hab 1:5.
Esto no es una falacia, es una realidad. Nosotros somos los testigos de esta
gran obra de Dios. Vamos a hacer públicas muchas maravillas que Dios hizo y hace a través
de invocar el nombre de Dios en este siglo XXI. Nosotros conocemos ese nombre y por él clamamos y Dios nos responde.
Ese es el nombre de Amós.